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lunes, enero 20

Los distintos horarios de las comidas del fin de semana se relacionan con la obesidad


Fuente: SINC
Un nuevo estudio de la Universidad de Barcelona (UB) ha concluido que la irregularidad en los horarios de las comidas durante los fines de semana, denominada por los autores como eating jet lag, podrĂ­a estar relacionada con un aumento en el Ă­ndice de masa corporal (IMC), una fĂłrmula que relaciona el peso con la altura para determinar si se tiene un peso saludable.

Estos resultados, publicados en la revista Nutrients, se obtuvieron independientemente de factores como la calidad de la dieta, el nivel de actividad física, el jet lag social (la diferencia en los horarios de sueño durante el fin de semana) o el cronotipo (la predisposición natural a un determinado horario de sueño y vigilia).

El mayor impacto sobre el IMC se produce cuando existe una diferencia de horarios de 3,5 horas o más entre las comidas de fines de semana y resto de días

SegĂşn los investigadores, se trata del primer trabajo que demuestra la importancia de la regularidad en los horarios de las comidas —incluyendo fines de semana— para el control del peso, y podrĂ­a ser un elemento a tener en cuenta como parte de las pautas nutricionales para prevenir la obesidad. El estudio, conjuntamente liderado por MarĂ­a Izquierdo Pulido y Trinitat Cambras, es parte de la tesis doctoral de MarĂ­a Fernanda ZerĂłn Rugerio, primera autora del artĂ­culo.

En los Ăşltimos años se ha demostrado que el cuerpo asimila de manera diferente las calorĂ­as en funciĂłn de la hora del dĂ­a. Por ejemplo, comer o cenar tarde se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad. SegĂşn explica Izquierdo Pulido, “esta diferencia está relacionada con nuestro reloj biolĂłgico, el cual organiza temporalmente nuestro organismo para asimilar y metabolizar las calorĂ­as que consumimos durante el dĂ­a”. Por la noche, sin embargo, “prepara al cuerpo para el ayuno que se produce mientras dormimos”.

“En consecuencia –continĂşa la investigadora–, cuando la ingesta tiene lugar de una manera regular, el reloj circadiano asegura que en el organismo se pongan en marcha las vĂ­as metabĂłlicas para asimilar los nutrientes. Sin embargo, cuando se ingieren alimentos en una hora inusual, los nutrientes pueden actuar sobre la maquinaria molecular de los relojes perifĂ©ricos (fuera del cerebro), alterando su horario y, por lo tanto, modificando las funciones metabĂłlicas del organismo”.

En el nuevo estudio, realizado en una población de 1.106 personas jóvenes (de 18 a 25 años de edad) en España y México, los investigadores han analizado la relación entre el índice de masa corporal y la variabilidad en los horarios de las comidas en el fin de semana respecto al resto de días. Para ello, han utilizado un nuevo marcador que engloba los cambios en los horarios de las comidas (desayuno, comida y cena) durante los fines de semana: el llamado eating jet lag, que se ha propuesto por primera vez en este trabajo.

“Nuestros resultados indican que cambiar los horarios de las tres comidas durante los fines de semana está asociado a obesidad. El mayor impacto sobre el IMC se producirĂ­a cuando tenemos una diferencia de horarios de 3,5 horas o más. A partir de este punto, es cuando el riesgo de obesidad podrĂ­a verse incrementado, ya que hemos observado que los individuos que presentaban más de 3,5 horas de eating jet lag incrementaban su IMC en 1,3 kg/m2”, apunta ZerĂłn Rugerio.

Falta de sincronĂ­a entre el tiempo del organismo y el social
Para explicar la relaciĂłn entre el eating jet lag y la obesidad, los autores sugieren que cada fin de semana los individuos se someten a una ligera cronodisrupciĂłn, es decir, a la falta de sincronĂ­a entre el tiempo interno del organismo y el social.

“Nuestro reloj biolĂłgico es como una máquina, y como tal está preparado para desencadenar la misma respuesta fisiolĂłgica o metabĂłlica a la misma hora del dĂ­a, cada dĂ­a de la semana. Unos horarios definidos de alimentaciĂłn y sueño ayudan a mantener la organizaciĂłn temporal del organismo y a promover la homeostasis energĂ©tica. Por tanto, las personas que tienen una mayor alteraciĂłn de horarios serĂ­an más propensas al sobrepeso y a la obesidad”, subraya Cambras.

Unos horarios definidos de alimentación y sueño ayudan a promover la homeostasis energética

Todavía serán necesarias más investigaciones para revelar los mecanismos fisiológicos y las alteraciones metabólicas que hay detrás del eating jet lag y su relación con la obesidad. No obstante, los autores destacan la importancia de mantener la regularidad en los horarios de comida y sueño para preservar la salud y el bienestar.

“Además de la dieta y el ejercicio, que son dos pilares en el tratamiento de la obesidad, tambiĂ©n se deberĂ­an tener en cuenta factores como la regularidad en el horario de las comidas, ya que hemos comprobado que tiene un impacto en nuestro peso corporal”, indica Izquierdo Pulido.

Efectos a largo plazo del eating jet lag
El estudio también señala la importancia de investigar la relación entre la irregularidad horaria y la evolución del peso a lo largo del tiempo, así como de hacerlo en poblaciones con distintas franjas de edad o con características metabólicas y socioeconómicas diferentes.

“La variabilidad en el horario de las comidas durante los fines de semana respecto a los dĂ­as laborables podrĂ­a producirse crĂłnicamente durante la vida de un individuo. Los estudios futuros deberĂ­an evaluar el efecto de esta variabilidad crĂłnica, a travĂ©s del eating jet lag, sobre la evoluciĂłn del peso”, concluyen los investigadores.

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